Este blog foi montado com o intuito de retratar experiências de professores de SwáSthya Yôga que dedicam suas vidas a praticar, ensinar e difundir esta fantástica filosofia de vida.



quinta-feira, 20 de novembro de 2008

Mentalizar para evolucionar



La mentalización es un recurso que todos tenemos para construir nuestro futuro.
Ilustración: Lisa Wong


Toda acción humana comienza como una idea. A veces, esa idea es consciente. Otras, simplemente nos encontramos realizando algo, sin haber detectado el pensamiento previo que disparó ese mecanismo.

La propuesta del Yôga Antiguo es expandir la conciencia hasta alcanzar un estado denominado samádhi. Ya desde las primeras prácticas podemos sentir que estamos haciendo consciente lo inconsciente.

Se empieza de a poco, con lo más obvio, que es nuestro cuerpo físico. Prestando más atención a la respiración aprendemos a moderar sus ritmos. Luego descubrimos empíricamente que la frecuencia cardíaca está directamente relacionada con el ritmo de la respiración. Percibimos grupos musculares que no habíamos sentido antes, y de la mano de esas percepciones desarrollamos fuerza, flexibilidad, constancia y disciplina entre otras cualidades, que exceden largamente el plano corporal.

Practicando cotidianamente durante algún tiempo, el yôgin (pronúnciese “ioguin”, palabra que designa al practicante de Yôga) empieza a estar mucho más atento a sus pensamientos y al momento en el que sus acciones se delinean en el plano mental. Comprende también que, para que el pensamiento no sea ilusión, es preciso pasar a la acción.

Al concientizar este mecanismo, se devela una posibilidad que se expande en otras, infinitas: si creamos con nuestros pensamientos aquello que queremos conseguir, estamos marcando un surco, trazando un camino que después recorreremos con acciones en el plano concreto de la realidad, que van a aproximarnos a nuestro objetivo.

Pero… ¿cómo se mentaliza algo?

Es muy simple: pensando en ello concretamente. Mentalizar es la acción de generar imágenes mentales. Pueden ser imágenes visuales, pero hay personas que usan también otros sentidos (olfato, tacto, oído). La imaginación es, en cierto sentido, una forma de mentalización.

Para entrenar esta habilidad, que forma parte del patrimonio del ser humano como especie, aquí le propongo un sencillo ejercicio.

La técnica

Siéntese cómodamente en un lugar tranquilo, procurando no ser interrumpido durante algunos minutos (con cinco minutos por día es suficiente). Ubique la espalda bien erguida pero sin tensión, cruce las piernas, cierre los ojos y respire en forma nasal, lenta y profunda, encontrando su propio ritmo, fácil de mantener.

Elija una meta personal para mentalizar. Puede ser en cualquier ámbito o aspecto de su vida: profesión, familia, relaciones, realización personal, un deporte, la forma de su cuerpo o cualquier otra cosa.

Comience a generar una imagen que represente el momento en el cual obtiene ese objetivo. Busque tornar esa imagen bien nítida, como si hiciera foco con una cámara de filmación. Véala como una película. Siéntase protagonista de este futuro posible, visualizándose en el centro de la escena, alcanzando su meta. Mantenga la imagen por algunos minutos y luego ciérrela.

Permanezca un momento más con los ojos cerrados, buscando aquietar sus pensamientos para descansar el plano mental de la intensa actividad que mantuvo. Luego, abra los ojos, cerrando la técnica y predisponiéndose a pasar a la acción. Tenga en cuenta que todo practicante de Yôga es un hacedor, un constructor de realidades, un entusiasta que genera acciones que le permitan aportar para construir un mundo mejor.

Sea constante, dedicando cinco minutos a la mentalización cada día, sin cambiar de objetivo hasta verlo realizado. Los resultados serán asombrosos.


Natalia Sanmartín Gil
http://www.uni-yoga.com.ar/
http://www.yogabuenosaires.com/


Nenhum comentário:

Postar um comentário