Este blog foi montado com o intuito de retratar experiências de professores de SwáSthya Yôga que dedicam suas vidas a praticar, ensinar e difundir esta fantástica filosofia de vida.



quarta-feira, 29 de julho de 2009

La naturaleza de la fuerza





¿De dónde proviene la fuerza? A nivel corporal, y sin hacer un análisis detenido, uno estaría tentado de declarar que tiene su origen en los músculos. Sin embargo, sin el esqueleto a través del cual generamos las palancas que nos permiten movernos, de nada serviría la musculatura para realizar un trabajo.

De hecho, cuanto mayor es el ángulo de apertura de las articulaciones y más elongados se encuentran los músculos (en una palabra, cuanto más flexibles somos) es muy posible que precisemos de menos esfuerzo para lograr el mismo resultado, por ejemplo al levantar un peso. Eso se debe a que, si tenemos más movilidad logramos acomodar nuestro cuerpo de la mejor manera en relación a la principal fuerza que actúa sobre nosotros, la gravedad.

La fuerza muscular que sobreviene con la práctica del Método DeRose está mucho más ligada al incremento y administración de la vitalidad que al crecimiento concreto de la masa muscular. Es una característica notable de esta forma primitiva de entrenar la realización de las técnicas musculares sobre la punta de los dedos de las manos, exigiendo no sólo el fortalecimiento de esos inusuales puntos de apoyo sino también el tomar conciencia de músculos que normalmente pertenecen a la esfera inconsciente y el desenvolvimiento de un sentido de equilibrio que conviva con esa fuerza.

Podemos designar a este conjunto de flexibilidad, sentido de equilibro y fuerza con el nombre de habilidad.

Ahora, dirigiendo nuestra observación a otros ámbitos, ¿qué ocurre en nuestra vida cotidiana? En rasgos generales, lo mismo que con la fuerza física: para realizar un trabajo usamos esa fibra, muchas veces en cantidades excesivas, simplemente por concentrarnos únicamente en los “músculos” y descuidar otras fuentes de potencia que, al ser desarrolladas nos permiten ubicarnos en la posición más favorable para lograr el resultado buscado.

La habilidad corporal hace que gastemos menos energía en la consecución de un trabajo físico; de forma análoga, la fuerza de voluntad podrá ser complementada a través de la flexibilidad que nos dará la posibilidad de adaptarnos a diversas situaciones, haciendo crecer nuestra habilidad para alcanzar los objetivos.

Hay un desperdicio de energía en el acto de dar un portazo inconsciente, de levantarse de la silla con brusquedad, de exhalar como si uno quisiera apagar todas las velas de su centésimo cumpleaños a un tiempo. Tomando conciencia de esos aspectos puramente físicos damos el primer paso para comenzar a actuar sobre otros ámbitos más< sutiles, en los cuales es vital ser conscientes de nuestras propias fuerzas.


Yael Barcesat


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