Este blog foi montado com o intuito de retratar experiências de professores de SwáSthya Yôga que dedicam suas vidas a praticar, ensinar e difundir esta fantástica filosofia de vida.



quarta-feira, 1 de julho de 2009

Ese momento antes de dormir




Aeropuertos, taxis, hoteles, cambios de horarios, valijas que se extravían, demoran interminablemente, problemas con las reservas, gripe sospechosa en el pasajero de al lado y bebé que no para de llorar tres asientos adelante. Seguramente, lo usual para el ejecutivo de negocios que viaja frecuentemente o a diario. Pero en todo caso, hay una hora del día en la que finalmente llegamos a casa, o al hotel. Ya estamos en aquel lugar donde la intimidad es posible, el celular se apaga y nos quedamos con nosotros mismos. Sin embargo, no nos deshicimos, o tal vez no sabemos cómo hacerlo, de los avatares antes mencionados. A continuación, una ayudita.

Es en ese momento cuando la gran mayoría enciende el televisor para “despejarse” del día antes de irse a la cama. A pesar de que este simpático aparato tienta, tomarse unos minutos antes de dormir para hacer algunas técnicas de Yôga Antiguo suele ayudarnos a recargar nuestras energías de forma más eficaz que la conocida gimnasia del zapping.

El Yôga es una forma de vida que abarca diferentes aspectos: alimentación, respiración correcta y ética están igualmente incluidos en esta filosofía. Más allá de esto, aquí va una propuesta para realizar sin necesidad de tener conocimientos previos sobre la disciplina. Igualmente, el lector curioso por saber más encontrará, al final de esta nota, un par de links donde podrá enterarse con más detalles cómo funciona esta cultura.

Pero volvamos a nuestro momento personal al final del día. Podemos optar por irnos a dormir con toda la carga de la jornada sobre nuestras espaldas o dejarla a un lado, como si fuera una simple mochila, haciendo el siguiente ejercicio:

Reserve entre 5 y 10 minutos antes de dormir. El sueño nocturno tiene, entre otras, la importante función de mejorar el estado general del organismo. Lamentablemente es común que esas horas preciosas se inviertan sólo en acciones más básicas como relajar músculos, articulaciones, emociones y pensamientos. O en hacer la digestión, cuando se va a dormir justo después de comer (lo mejor es dejar pasar unas tres horas desde la última refección).

Si la descontracción corporal, emocional y mental la realizamos antes de dormir, estamos ahorrando tareas a las horas de sueño, que así podrán aprovecharse mejor para otros fines.
Por eso, acuéstese en su cama en una posición confortable y cierre los ojos. A partir de ahora, y por muchas horas, se encargará de descansar profundamente, para que al día siguiente pueda contar con un mayor caudal de energía.

Los primeros minutos manténgase despierto y lúcido. Pasado ese tiempo, se dejará llevar por el sueño hasta la mañana siguiente.

Oriente toda su atención en la respiración y la región abdominal. Cada vez que exhale, sienta el movimiento del abdomen que desciende y suelte todo su cuerpo. Lleve la conciencia hacia su brazo derecho y suéltelo. Esto ocurrirá gracias a una orden mental, sin necesidad de movimientos corporales. Permanezca siempre inmóvil. Concéntrese en la pierna derecha y repita el procedimiento de soltar y aflojar la musculatura. Pase la atención a la pierna izquierda, que también se soltará profundamente. Luego, es el momento del brazo izquierdo; cada centímetro ingresará en el estado de relax. Finalizando el círculo, concéntrese en la cabeza y relájela también. Abandone especialmente la musculatura facial, que suele cargar tensiones y gestos durante el día agitado.

En este instante estará a punto de dormirse. Su cuerpo relajado al máximo. Aproveche los últimos minutos del día para hacer un repaso de todo lo que realizó. Piense en el momento presente. Luego, en el instante en que se acomodó en la cama para hacer este ejercicio. Recuerde después lo último que hizo antes de acostarse. Y enlace ese recuerdo con su acción anterior. Recorra de esta forma su día completo, hasta toparse con el instante en que abrió los ojos por la mañana. Entonces, duérmase profundamente.

Al repasar mentalmente el día completo, deje a un lado el recuerdo de las tareas realizadas, con sus respectivos compromisos y emociones. De esa manera no ocuparán su mente mientras duerma. A su vez, estará entrenando la memoria y evaluando todo aquello que realizó en las últimas horas. Al día siguiente, se levantará con mayor disposición, más relajado, feliz y vital.

Una sola cosa más: antes de abrir los ojos, sonría.


Anahí Flores


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